La crisis venezolana impulsa el auge del juego

Los jugadores estarán dispuestos en fila en un pequeño quiosco en un barrio pobre para elegir animales en un juego de lotería que se ha convertido en una locura en Venezuela, incluso aunque esta tierra rica en petróleo atraviesa el cuarto año de una brutal recesión.

Parece ser que acuden al juego cada vez más compatriotas para intentar llegar a final de mes en un país sumido en una crisis económica sin precedentes. Muchos también están buscando alternativas como el Casino Online Venezuela, donde se pueden encontrar muchas opciones para jugar a la suerte.

El auge del juego en las calles

El hecho es que hay más perdedores que ganadores en términos generales, pero la ilusión de un día de pago se ha convertido en algo cada vez más ambicionado por los venezolanos a medida que padecen la inflación más alta del mundo, escasez de productos básicos (desde la harina a las baterías de automóvil), y sueldos reales en descenso.

Entre las muchas posibilidades - desde los hipódromos, hasta las casas de apuestas en callejones - el juego de estilo ruleta "Los Animalitos" es, sin duda, el más practiqué en las tierras de la calle.

De acuerdo a lo que nos dice la enfermera de 26 años con nombre Veruska Torres, la gente que está desempleada juega a la lotería tratando de ganar algo extra de los pagos que están bastante bien.

De hecho ella misma dice que juega todos los días, luego de declarar que perdió su trabajo en una farmacia. Además declara que "ella juega en el quiosco de Catia más de una docena de veces al día y gasta entre 5.000 a 10.000 bolívares, aunque obteniendo ganancias de hasta 50.000-60.000 bolívares, más de un cuarto del salario mínimo".

Cuando eso sucede, el dinero lo distribuye entre comprar comida y pañales (para su hijo) y volver a ponerlo en la lotería. El juego de Animalitos, cuyos resultados se suben a YouTube a horas programadas, resulta ser muy popular porque pasa por varias rondas, lo que reactiva el interés de la gente y ofrece también más oportunidades para ganar que la mayoría de las opciones de apuestas tradicionales. El boleto más barato se obtiene por tan solo 100 bolívares, una cuarta parte de un centavo estadounidense al tipo de cambio negro, y más de de diez veces menos que ello al tipo de cambio oficial.

La esperanza de un pago inmediato

"Me ayudó mucho", comentó Eduardo Liendo, un vecino de 63 años, en referencia a una suerte oportuna. Desde hace poco, ha perdido su casa y vive en un coche en las calles del barrio Propatria de Caracas, pero tuvo suerte jugando a Animalitos: después de que su perro falleció decidió jugar a la figura del perro. Carecemos de datos duros e informativos sobre los números de apuestas, y el organismo regulador de las apuestas del gobierno no ha respondido a las peticiones de información de Reuters. Sin embargo, las personas que dirigen el negocio de las apuestas en Venezuela, regido por una combinación de empresas privadas y por las autoridades regionales locales, afirman que el negocio va viento en popa, con más personas haciendo cola y más gente que nunca, gracias a los tiempos difíciles, no a pesar de ellos.

Una crisis como la actual favorece que la gente beba y juegue más, para olvidar la realidad, explica la psicóloga Rosa García, desde el estado rural de Barinas.

La escasez de efectivo y la transición a pagos electrónicos

La última escasez en Venezuela es el dinero en efectivo, pues las autoridades no pueden emitir billetes con la suficiente rapidez para llegar a tener control sobre la inflación imparable; por lo que muchos bares, tiendas y casas de apuestas han dado rápidamente el paso de algo que era un efectivo a algo electrónico para mantener la entrada de dinero. Ha aterrizado en el hipódromo de Caracas, donde el dinero en efectivo aún es el rey. Pero miles de personas todavía se congregan allí los fines de semana, empujando contra las vallas ^^frontales^^ que dan a la pista de arena, dejándose ver animar a su caballo y dejándose oír al son de la música salsa.

El lado oscuro del juego en tiempos de crisis

Aunque el juego pudiera funcionar como un alivio temporal o una especie de promesa de salir de la pobreza, los especialistas avisan que en realidad intensifica las dificultades sociales y psicológicas que viven muchos venezolanos. El aumento del juego vendría de la mano de la difícil situación económica del país donde el incremento del desempleo y la inflación llevan a las personas a situaciones desesperadas. Para las personas que ya están atravesando dificultades, el juego es una forma más de hacer frente a las situaciones aplastantes del día a día, pero que por lo general acaba por desestabilizar aún más su situación de crisis.

Estudios han demostrado que el estrés económico puede aumentar la vulnerabilidad a comportamientos asociados a la adicción, como podría ser el juego. Conociendo el hecho de que cada vez existen más personas para las cuales los juegos tipo Animalitos se convierten en su única salida, la preocupación por una posible exacerbación de la adicción al juego va creciendo, al igual que el temor a incrementar los ya de por sí elevados problemas de salud mental de un país. Esta tendencia no es una buena noticia, ya que el entorno económico no da soporte de manera adecuada a los más frágiles.

El riesgo de la adicción al juego en un contexto de crisis

En un país donde las necesidades de la vida son cada vez más difíciles de cubrir, varias personas buscan en el juego la fugaz esperanza de una posibilidad de salida. Sin embargo, incluso en el caso de que algunos obtengan un alivio financiero efímero gracias al juego, los problemas económicos y sociales en Venezuela de igualdad y de lucha probablemente quedaría profundizado.

Además, la falta de capacidad del Estado para regular correctamente el juego debido a la escasez de medios sólo acentúa los peligros. Con un mayor número de casas de juego funcionando con escasa regulación, existe una escasa protección contra las personas que aún son más vulnerables y que pueden acabar en mayores deudas o en una mayor adicción.

Aunque la crisis continue haciendo estragos, muchos han empezado preguntándose si, de una vez por todas, el gobierno va a tomar medidas para regular el juego o, al menos, empezar a proporcionar un mejor apoyo para quienes se ven atrapados en este ciclo, el juego sigue siendo por el momento, sin embargo, una de las escasas vías de escape que le quedan a la gente que intenta con desesperación salir de una maraña económica cada vez más salvaje.